El riesgo de quedarnos como economía de servicios

0
56

Por Ramón Nicolás Jiménez Díaz. – Durante los últimos treinta años, República Dominicana ha construido una economía dinámica basada principalmente en los servicios (turismo, comercio, transporte, telecomunicaciones, intermediación financiera y zonas francas orientadas a servicios globales), los cuales juntos con un sector construcción que, aunque pertenece al sector real, ha funcionado como motor interno del crecimiento más que como plataforma de diversificación productiva. Este patrón de crecimiento ha permitido avances importantes en reducción de pobreza y expansión de la clase media, pero también ha generado una dependencia estructural hacia sectores no transables y de bajo contenido tecnológico, lo cual representa un riesgo si el país no avanza hacia un modelo más diversificado, industrial, innovador y competitivo.

El auge de los servicios ha sido una gran oportunidad aprovechada, pero también puede transformarse en un riesgo si se convierte en la única apuesta de desarrollo. Los países que han logrado dar saltos históricos (Corea del Sur, Irlanda, Singapur, Israel, incluso Costa Rica) tienen algo en común: no se quedaron en servicios, sino que construyeron industrias avanzadas, promovieron innovación tecnológica y fortalecieron su capacidad productiva interna. La evidencia internacional muestra que ningún país ha alcanzado el desarrollo con un modelo excesivamente basado en servicios de bajo valor agregado.

El sector servicios representa más del 60% del PIB dominicano. El turismo, en particular, es uno de los motores claves: genera divisas, empleos, inversión extranjera y encadenamientos productivos. Lo mismo ocurre con las telecomunicaciones, los servicios financieros y la construcción. Todo esto ha permitido que el país mantenga tasas de crecimiento superiores al promedio regional.

Pero este patrón de crecimiento también es vulnerable por naturaleza. La alta concentración en servicios expone a la economía a choques externos que pueden descarrilar el ritmo de expansión en cuestión de meses.

Las evidencias demuestran que vulnerabilidades externas como pandemias, guerras, recesiones globales, crisis del turismo internacional o fluctuaciones en los patrones de viaje afectan de forma directa la actividad económica del país. La pandemia de 2020 es un recordatorio descomunal; en cuestión de semanas, la llegada de turistas cayó a cero, provocando pérdida de ingresos, empleos y presión fiscal. Aunque RD se recuperó más rápido que muchos países del mundo, el choque evidenció la fragilidad de depender de un sector tan expuesto al contexto global.

Además, se verifica que el turismo es altamente sensible a: conflictos geopolíticos, recios de los commodities, especialmente el petróleo, la seguridad internacional, la competencia global y las recesiones en los mercados emisores. En fin, la República Dominicana necesita el turismo, pero no puede depender exclusivamente de él.

Es importante destacar que los sectores de servicios que más empleo generan suelen tener baja productividad laboral. Esto se traduce en salarios que avanzan lentamente y no necesariamente se corresponden con el crecimiento del PIB. El país ha crecido durante décadas, pero los salarios reales se mueven con mayor lentitud, generando tensiones sociales y desigualdad.

En realidad, el turismo emplea de manera masiva mano de obra de baja calificación, el comercio informal absorbe una gran parte del empleo nacional y además los servicios no transables tienen límites de productividad. Mientras tanto, los sectores que sí pueden generar salarios altos como la manufactura avanzada, las industrias tecnológicas, y además, las biotecnologías, agroindustria tecnificada, energías renovables, servicios globales especializados, siguen teniendo un peso relativamente bajo en la estructura productiva.

Es importante que se desarrolle la conciencia que una economía basada en servicios de baja productividad tiende a generar salarios bajos, poca movilidad social y brechas de desigualdad persistentes y una economía que busque su transformación productiva para el desarrollo inclusivo y sostenible no se puede tener sus bases en esos atributos.

Otros riesgos del modelo actual es su altísima dependencia de importaciones. República Dominicana importa: alimentos, bienes de capital, insumos industriales, equipos tecnológicos, combustibles y materiales de construcción

Esta dependencia hace que el país sea muy sensible al tipo de cambio, la inflación importada y la inestabilidad global. Si el peso se deprecia o si aumentan los precios internacionales, la economía dominicana enfrenta presiones inmediatas, provocando incremento del costo de vida, aumento de los costos operativos empresariales, encarecimiento de la producción local, reducción del poder adquisitivo y pérdida de competitividad. Se destaca que, sin una base productiva sólida, el país queda expuesto y altamente vulnerable.

Jenchy Suero

Jenchy Suero
Jesús Antonio Suero Castillo (Jenchy Suero), nació en San Juan de la Maguana, catedrático universitario, comunicador y abogado. Ha dirigido diversas entidades profesionales y organizativas de la sociedad, etc. Jenchy Suero, conduce y produce el programa televisivo: “Primera Hora” y conduce “Panorama Social, ambos cada día de lunes a viernes en la televisión de Santo Domingo República Dominicana.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí