Transformación productiva y política pública contra la pobreza y la desigualdad social (II)

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Por Ramón Nicolás Jiménez Díaz. – Antes de avanzar hacia la región y el país, es importante seguir resaltando los aportes de varios autores. En esta ocasión consideramos adecuado presentar las ideas de Kuznets, Adolfo Sánchez Almanza (2006), Becker, Rawls, Galbraith, Simon, Thomas Piketty, Joseph Stiglitz, entre otros.

Kuznets, en su artículo “Economic Growth and Income Inequality” de 1955, propuso que la relación entre crecimiento económico y desigualdad de ingresos seguía una curva en forma de U invertida. Es decir, en las primeras etapas del desarrollo económico, la desigualdad tiende a aumentar, pero una vez que se alcanza cierto nivel de ingreso per cápita, comienza a disminuir.

Adolfo Sánchez Almanza (2006) ha cuestionado la aplicabilidad de esta hipótesis, señalando que el crecimiento económico no ha reducido automáticamente la desigualdad en la región. Factores como la estructura productiva, la informalidad laboral y la debilidad de los mecanismos redistributivos han limitado los efectos igualadores del crecimiento.

En la mirada de los factores cualitativos para Becker (1964), la desigualdad se explica por diferencias en la educación y habilidades de las personas. Las inversiones en capital humano, como la educación y la formación, determinan las oportunidades laborales y los ingresos.

En la continuidad de la línea de los factores cualitativos en Rawls (1971), la desigualdad se analiza desde la perspectiva de la justicia social. Argumenta que una sociedad justa es aquella en la que las desigualdades solo se permiten si benefician a los miembros más desfavorecidos de la sociedad.

De su parte, Acemoglu y Robinson en el libro “Por qué fracasan los países” (2012) afirman que la prosperidad o pobreza a largo plazo se explica fundamentalmente por la naturaleza de las instituciones económicas y políticas, y que donde estas son inclusivas, propician incentivos e innovación, y cuando son extractivas (elitistas y expropiatorias), perpetúan el subdesarrollo y la desigualdad.

Permítanme resaltar los aportes de Galbraith (2016), en su libro “Desigualdad”, quien adopta un enfoque macroeconómico, inserto en la tradición estructuralista y postkeynesiana, y rechaza la reducción del fenómeno de la desigualdad a explicaciones puramente microeconómicas basadas en la meritocracia o la eficiencia de los mercados competitivos. Sostiene que la desigualdad no es un resultado natural o “necesario” del crecimiento, sino una consecuencia de decisiones políticas, configuraciones institucionales, relaciones laborales y diseños específicos de sistemas fiscales y de bienestar social.

Galbraith expone varios tipos de desigualdad:

1. Desigualdad económica como punto de partida.

2. La desigualdad social implica el acceso dispar a bienes y servicios fundamentales como salud, educación, vivienda y participación en la vida social y política. Subraya que la desigualdad económica tiende a multiplicar y amplificar otras formas de desigualdad social: el acceso desigual a oportunidades laborales, capital cultural, acceso a servicios sanitarios y calidad de vida en general.

3. Desigualdad regional y geográfica. Para el autor, este es un tema relevante, ya que la desigualdad regional influye directamente en el empleo, la inversión y los resultados políticos y electorales, alimentando fenómenos como el populismo o la desafección democrática.

4. Desigualdad de oportunidades laborales. Según el autor, las disparidades salariales entre sectores e industrias como desigualdad laboral no solo obedecen a diferencias individuales, sino que están estructuralmente determinadas por el peso político, la negociación colectiva y la composición sectorial de la economía.

5. Desigualdad política y concentración de poder. En este caso enfatiza que la desigualdad económica conduce inexorablemente a la concentración oligárquica del poder político. El control de los recursos permite a las élites financieras e industriales influir de manera desproporcionada en las decisiones colectivas, distorsionando la democracia e impidiendo políticas redistributivas eficientes y progresistas.

6. Desigualdad educativa y de acceso a la formación. Plantea que la educación es un mecanismo tanto de movilidad como de perpetuación de las jerarquías sociales y económicas.

7. Desigualdad generacional. Galbraith subraya los efectos de las crisis financieras (en particular la de 2008) sobre la riqueza intergeneracional. Destaca que gran parte de los jóvenes han heredado condiciones estructurales menos favorables (precarización laboral, deuda, bajos salarios, escaso acceso a vivienda) en comparación con las generaciones adultas previas que se beneficiaron de décadas de expansión y bienestar.

8. Desigualdad racial y étnica. Destaca que la desigualdad racial y étnica es un elemento central, especialmente en contextos como Sudáfrica, donde la distribución de la riqueza e ingresos aún refleja el legado del apartheid y la discriminación sistemática.

9. Desigualdad de género. En su libro, esta perspectiva es planteada como parte integral de la desigualdad social y laboral. Indica que, en general, las mujeres tienden a estar ubicadas en los empleos peor remunerados y que estas enfrentan una brecha salarial persistente.

Otros planteamientos interesantes son los de Thomas Piketty. En ‘El capital en el siglo XXI’ (2013), y especialmente en ‘Capital e ideología’ (2019), Piketty no solo demuestra que la tasa de retorno del capital supera sistemáticamente el crecimiento económico (promoviendo una concentración de riqueza cada vez mayor), sino que también realiza un recorrido histórico y global sobre cómo diversas sociedades han justificado o combatido la desigualdad.

Piketty señala el carácter político e ideológico de la desigualdad, mostrando que toda estructura social necesita de una ideología que justifique su nivel de desigualdad, y que las diferencias en políticas fiscales, educativos y de propiedad determinan los diferentes resultados distributivos.

Finalmente, en la línea de los autores, Joseph Stiglitz, ganador del Premio Nobel, el cual presenta una visión crítica sobre la raíz política y sistémica de la desigualdad, especialmente en Estados Unidos. Stiglitz argumenta que la concentración extrema del ingreso no solo es injusta, sino que resulta autodestructiva, ya que debilita el crecimiento, mina la cohesión social y erosiona el sistema democrático.

Jenchy Suero

Jenchy Suero
Jesús Antonio Suero Castillo (Jenchy Suero), nació en San Juan de la Maguana, catedrático universitario, comunicador y abogado. Ha dirigido diversas entidades profesionales y organizativas de la sociedad, etc. Jenchy Suero, conduce y produce el programa televisivo: “Primera Hora” y conduce “Panorama Social, ambos cada día de lunes a viernes en la televisión de Santo Domingo República Dominicana.

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